Adaptación del cuento
Todaclasedepieles
Erase una vez un reino donde la nieve y el frío reinaban,
y también una reina y un rey. Al tiempo de casarse la reina tuvo una niña
preciosa, con el pelo rubio como sol, ojos brillantes como las estrellas y su
tez blanca como la nieve. Era la princesa más bella que jamás se había visto en
ningún reino, pero no solo era bella por su físico sino que era más bella aun
por su buen corazón, la princesa Lena que así se llamaba, fue creciendo y su corazón
bondadoso y su belleza aún iba en aumento.
Hasta que un día, el rey decidió que era el momento de
que la princesa Lena contrajera matrimonio, el rey decidió que para que su
reino fuera el más fuerte del mundo Lena se tendría que casar con el capitán de
su ejército, el capitán del ejército vikingo Viggo, era un hombre cruel,
malvado, su aspecto era aun peor, era un hombre muy grande con aspecto de ogro,
y su corazón estaba lleno de odio hacia las personas.
-Pero, pero.. ¡padre yo no me puedo casar con un hombre
tan malo como el capitán de los Viggo.!
-Hija mía, ¡debes casarte con el hombre más fuerte de mi
ejercito.!
Lena, lloraba todos los días, porque ella no se podía
casar con un hombre tan malvado.
Entonces Lena, ideo un plan para ganar tiempo y que el
rey se diera cuenta de que el Viggo no era el hombre con el que se debería
casar.
-¡Padre!, me casare con el Viggo, pero me tendrás que
regalar tres vestidos, uno de color dorado como el sol, otro tan plateado como
la luna y otro tan brillante como las estrellas.
-Hija mía, ¡bien! tendrás tus vestidos y te casaras con
el capitán de mi ejercito.
El rey busco los mejores hilos para que sus sastres
confeccionaran la tela y así poder hacer esos vestidos que había pedido la
princesa.
-¡Hija mía!, ya tienes tus tres vestidos, uno de color dorado como el sol, otro tan plateado como
la luna y otro tan brillante como las estrellas.
-¡Muy bien padre!, has conseguido que los vestidos estén
a tiempo para casarme, pero necesito otro regalo para casarme con Viggo
necesito un abrigo confeccionado con toda clase de pieles de animales.
-Pero... ¡hija! no puedo reunir tantas pieles tan pronto
de la boda.
-Pues entonces, padre no me casare con el vikingo Viggo,
necesito abrigarme para la boda con un abrigo de esas características. ¡En
nuestro reino hace mucho frío!
-Tienes razón hija mía, pero tenemos abrigos de oso o de
foca que pueden confortante y guardarte
del frío.
-¡No padre!, debe ser un abrigo confeccionado con toda
clase de pieles, ¡yo la hija del rey! el día de la boda, debo llevar un abrigo especial.
-Tienes razón hija, me pondré a buscar esas pieles y mis
sastres lo confeccionaran.
Lena, solo quería seguir ganando tiempo para no casarse.
Pero al año, el rey ya tenía el abrigo de toda clase de
pieles confeccionado.
-¡Lena ya tengo el abrigo que me pediste!.
-Padre, entonces es el momento de casarme con el vikingo
Viggo.
La reina madre, estuvo hablando durante todo el día con
su hija y le dio tres abalorios en un colgante para que lo llevara siempre en
su pecho y le trajeran suerte en su nueva vida de casada.
El colgante portaba flor, una medallita y el aniño de su familia,
todos los objetos eran de oro.
Lena, no podía, ni quería casarse con ese hombre tan
malvado. Y la princesa salió del castillo con la noche a su favor. La princesa
Lena se llevo consigo los tres vestidos,
uno de color dorado como el sol, otro tan
plateado como la luna y otro tan brillante como las estrellas.
Y el abrigo de toda clase de pieles que le tapaba la
cabeza y le llegaba por los pies.
Lena, huyo sola y vago por diferentes reinos hasta que un
día estaba refugiándose del frio en un hueco de un árbol tapada por su abrigo
de toda clase de pieles.
Oyó a unos perros que se acercaban al árbol cuando de
repente se acerco un hombre.
-¡No me hagáis daño! soy un pobre animalito asustado.
El hombre se acerco y la miro, la princesa estaba llena
de suciedad del camino y no parecía tan bella como era. El hombre se sobresalto
al verla tan demacrada.
-¿Cómo te llamas joven? dijo el hombre.
La princesa dijo:- Todaclasedepieles.
El hombre resulto ser un príncipe y mando a sus soldados
que ayudaran inmediatamente a la joven y que la dieran un trabajo de ayudante
del cocinero real.
Pasó algún tiempo
y Lena, no podía dejar de pensar en lo
bueno y bondadoso que fue el príncipe Olaf con ella, cuando la saco de ese
hueco de árbol, Lena, sabía que Olaf tenía
un corazón bueno y bondadoso.
Un buen día el príncipe Olaf decidió
contraer matrimonio, y organizo un baile que duro tres días. Lena,
le preguntó al cocinero:
- Por favor, ¿puedo ir a ver el baile?,
déjame, estaré escondida.
- El cocinero le respondió: “Te dejo, pero con
una condición, tienes que estar de vuelta pronto porque por la noche hay
que preparar la cena para el príncipe Olaf, con tanto lio del baile tengo mucho
que cocinar”.
-Si, estaré
de vuelta en seguida.
Lena, fue a su habitación y comenzó a arreglarse,
se lavó muy bien y se puso el vestido dorado como el sol y el colgante con los
tres abalorios que le regaló su madre. Se dirigió al gran salón donde se
celebraba el baile, el principio se dio
cuenta de la presencia de esa hermosa joven de piel blanca como la nieve, con
ojos brillantes como las estrellas y de
pelo dorado como el sol.
Olaf y
Lena bailaron, cuando Lena tuvo que marcharse para ayudar al cocinero como le había
dicho.
Fue a su habitación, se cambió, se puso su abrigo
de toda clase de pieles, se tiznó su cara y sus manos. Y fue a los
fogones a ayudar al cocinero real.
Toda clase de pieles se puso a cocinar la cena
del príncipe, le preparo un consomé riquísimo y añadió uno de sus abalorios la
flor, del colgante que le dio su madre. Le subió la cena a la habitación del príncipe
Olaf y se marcho.
Olaf que
tras haberse bebido el consomé, donde encontró el abalorio, el cual dejó en la
mesa sin darle importancia.
Al día siguiente llegó el segundo baile, y Lena
le pidió al cocinero subir para verlo como en la noche anterior, el cocinero le
dijo que sí, y ella subió a su habitación para cambiarse y lavarse, en esta
ocasión se puso el vestido plateado como la luna. Olaf, cuando la vio aparecer se quedó eclipsado por
tanta belleza, y sin esperar se aceró a ella y le pidió bailar. Pero cuando
llegó la media noche, Lena tuvo que ausentarse para ir a preparar la cena del
príncipe.
Fue a su
habitación se cambió y se puso su abrigo de toda clase de pieles, bajó a las
cocinas y preparó el consomé al príncipe. Cuando la fue a subir ella sumergió
el segundo abalorio en el consomé, la medalla.
Olaf,
bebió su consomé y se encontró el abalorio, y se quedo pensativo. Mandó
llamar al cocinero para saber quién había preparado el consomé.
- Cocinero, ¿me has elaborado el consomé?
- Sí, mi príncipe.
Olaf, dejó el abalorio junto con el otro. Al día
siguiente en la hora del baile, Lena, como los dos días anteriores prosiguió a
vestirse, esta vez con el vestido brillante como las estrellas, y fue al baile.
Estuvieron hablando y bailando durante
el tiempo que duró el baile.
Y el Príncipe durante el último baile de la noche
le puso un anillo en el dedo sin que
ella se diera cuenta.
Subió a su habitación y sin apenas tener tiempo para
cambiarse no se percató de quitarse el anillo que el príncipe le había puesto y
de tiznarse la cara y las manos y se puso su abrigo de toda clase de pieles.
Lena, subió como las otras noches el consomé a la
habitación de Olaf, y durante el camino sumergió el último abalorio, el anillo,
de su familia,
- ¡Todaclasedepieles!, quédate y luego te
llevas el cuenco del consomé a la cocina
-
Pero, pero...tengo que irme a la
cocina.
-
No te preocupes tardare poco en
tomarme el consomé.
Y una vez terminado el consomé, se encontró con
el tercer abalorio, el anillo.
- Todaclasedepieles, ¿sabes qué es este
abalorio y qué significa?
- No, no sé que es
- Se que eres tú, porque eres la persona con la que he estado bailando
estas tres últimas noches.
- No príncipe se equivoca.
Y el príncipe Olaf, se levantó, le quitó la capucha a Todaclasedepieles
y descubrió a esa joven bella de la que se había enamorado.
- Eres
la joven a la que dejé caer un anillo en tu dedo y por eso sé que eres tú.
- Pero ¿no te importa como soy realmente? Mi nombre
verdadero es Lena.
- No, sólo me importa cómo eres tú, no me
importa que seas pobre porque tu belleza y
corazón son enormemente ricos.
El príncipe se
arrodillo y le mostró el abalorio del anillo que tenía en el consomé y le dijo
este es el compañero del anillo que te puse en el dedo y es el sello de nuestra
unión.
Se casaron y
vivieron felices para siempre.
fin
Adaptación
del cuento toda clase de pieles
Voy a
empezar diciendo que este cuento está adaptado para edades de entre 5 y 6 años. En estas edades el niño se
interesa por historias verdaderas, con aventuras, empieza una etapa intuitiva,
empieza a tener una vida imaginativa abundante que le ayuda a entender lo real
de lo que no lo es.
He
suprimido la muerte de la madre, no me parecía apropiado que el cuento empiece
con la muerte de un ser querido como es la madre. El cuento se puede adaptar de
tal manera que no es relevante la muerte de la madre.
En el
cuento original, el rey se quiere casar con la hija simplemente porque no
encuentra una mujer más bella que su esposa. Lo he sustituido, por un personaje
descrito de tal forma, que resulte repulsivo en todos los aspectos, no tan solo
por su físico. En la historia original
se hace mucho hincapié, en la belleza de la princesa, el motivo para que se
forme toda la historia es su belleza física.
Me
parece interesante que a los niños también se les empiece a enseñar otro tipo
de valores como la bondad, la gratitud, por eso incluyó en esta adaptación la descripción
interior de los diferentes personajes, al igual que la actitud del príncipe al
encontrar a la princesa en ese árbol demacrada y sucia me parece algo
desinteresado bondadoso.
He
cambiado la incorporación del abrigo que porta la princesa y la he relacionado
con la temperatura y clima del lugar donde se desarrolla la historia es una
forma más fácil de imaginar un paisaje nevado con un abrigo maravilloso que se
desplaza huyendo por esos caminos blancos.
La descripción
física de la princesa también la he modificado me he imaginado a una princesa nórdica
con el pelo dorado como el sol, sus ojos brillantes como las estrellas y su
piel blanca, relacionándolo con sus tres vestidos.
El final
del cuento original me parece tan mágico cuando le introduce el anillo en el
dedo de la princesa, hace que todo se desenvuelva rápido, que he decidido
mantenerlo.
Hola Blanca, tu adaptación me ha parecido muy buena y que has respetado muchos elementos de la historia original y a la hora de argumentar los cambios lo has hecho de una manera muy buena.
ResponderEliminarComo dato, pero a modo de recordatorio, este tipo de cuentos no tienen que ser moralizantes o que enseñen algo, simplemente tienen que ser lúdicos, pero los temas que quieres tratar como la bondad y la gratitud, son esenciales y hay que trabajarlos desde que son pequeños.
Me ha gustado mucho el enfoque que le has dado, haciendo que sea una historia de vikingos y los nombres son muy apropiados, pero en mi opinión el nombre de Olaf, me ha estado recordando todo el rato a la película de Frozen de Disney, con esto no te quiero decir que sea un mal nombre, que de hecho me encanta, simplemente que si a mi me ha recordado a la película de Disney, imagínate a niños pequeños, que seguro que ellos han visto mas veces esta película que yo.
Pero en general me ha parecido una adaptación muy buena. :)
Un comentario estupendo, Natalia.
EliminarPerfecta adaptación. Recuerda, como te comenta Natalia, que no tenemos que la literatura para enseñar valores morales "Me parece interesante que a los niños también se les empiece a enseñar otro tipo de valores como la bondad, la gratitud". Habla de "mostrar", si quieres, pero no de "enseñar". Si usas la literatura para enseñar acabarás convirtiéndola en paraliteratura.
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